Música en la iglesia católica
Constantino otorgó libertad de culto a los cristianos en Roma con el Edicto de Milán hacia el año 325 d. C. Este nuevo espíritu de libertad impulsó a los primeros cristianos a alabar a Dios por medio de cánticos. Estos cristianos primigenios, buscando una nueva identidad no deseaban utilizar los estilos musicales predominantes paganos de la Roma de aquella época
.La actividad musical de Jesús y de sus discípulos más antigua de que se tiene constancia es el canto de himnos (san Mateo 24, 30; san Marcos 14, 26). El apostol Pablo exhortó a las comunidades cristianas que cantasen “salmos e himnos y canciones espirituales” (Efesios 5, 19; Colonenses 3, 16). En torno al 112, Plinio el Joven, gobernador de la provincia romana de Asia Menor, informó de la costumbre cristiana de cantar “una canción a Cristo como si fuese un dios”. Los cristianos se congregaban a menudo con ocasión de cenas en comunidad en las que cantaban salmos e himnos. Cuando, en el siglo IV, creció el número de convertidos a la nueva fe y se asentó también el reconocimiento oficial, los pequeños encuentros informales dieron lugar a reuniones públicas en grandes edificios rectangulares llamados basílicas. En su interior, el canto de las plegarias y de las escrituras contribuía a la inteligibilidad del texto en las dimensiones del amplio espacio. Los creyentes más devotos buscaban una vida de oración permanente. Viviendo en total aislamiento como eremitas o juntos en los monasterios, cantaban o recitaban los salmos muchas veces al día como una forma de oración o de meditación. En las postrimerías del siglo IV, las ceremonias cristianas comenzaron a reflejar una forma estandarizada y el canto se convirtió en un rasgo característico, tomando los textos tanto del libro de los Salmos como de himnos que no proceden de la Biblia (véase la Lectura de fuentes del apartado anterior). Esta práctica del canto de salmos e himnos fue codificada en los ritos de la Iglesia medieval (descritos en el tema 3) y ha pervivido hasta el día de hoy, de distintas formas, entre los cristianos del mundo entero.
En un documento escrito por Plinio el Joven con la intención de informar al emperador Trajano acerca de las costumbres de los cristianos, encontramos una interesante referencia de su música: «...ellos (los cristianos) tenían la costumbre de reunirse en un día específico al alba, para alabar a Cristo como si de un dios se tratase, con un canto alterno».
.La actividad musical de Jesús y de sus discípulos más antigua de que se tiene constancia es el canto de himnos (san Mateo 24, 30; san Marcos 14, 26). El apostol Pablo exhortó a las comunidades cristianas que cantasen “salmos e himnos y canciones espirituales” (Efesios 5, 19; Colonenses 3, 16). En torno al 112, Plinio el Joven, gobernador de la provincia romana de Asia Menor, informó de la costumbre cristiana de cantar “una canción a Cristo como si fuese un dios”. Los cristianos se congregaban a menudo con ocasión de cenas en comunidad en las que cantaban salmos e himnos. Cuando, en el siglo IV, creció el número de convertidos a la nueva fe y se asentó también el reconocimiento oficial, los pequeños encuentros informales dieron lugar a reuniones públicas en grandes edificios rectangulares llamados basílicas. En su interior, el canto de las plegarias y de las escrituras contribuía a la inteligibilidad del texto en las dimensiones del amplio espacio. Los creyentes más devotos buscaban una vida de oración permanente. Viviendo en total aislamiento como eremitas o juntos en los monasterios, cantaban o recitaban los salmos muchas veces al día como una forma de oración o de meditación. En las postrimerías del siglo IV, las ceremonias cristianas comenzaron a reflejar una forma estandarizada y el canto se convirtió en un rasgo característico, tomando los textos tanto del libro de los Salmos como de himnos que no proceden de la Biblia (véase la Lectura de fuentes del apartado anterior). Esta práctica del canto de salmos e himnos fue codificada en los ritos de la Iglesia medieval (descritos en el tema 3) y ha pervivido hasta el día de hoy, de distintas formas, entre los cristianos del mundo entero.
En un documento escrito por Plinio el Joven con la intención de informar al emperador Trajano acerca de las costumbres de los cristianos, encontramos una interesante referencia de su música: «...ellos (los cristianos) tenían la costumbre de reunirse en un día específico al alba, para alabar a Cristo como si de un dios se tratase, con un canto alterno».
Fuente: http://blogmusicaclasica.com/ensenanza-musical/historia-de-la-musica-temario/primera-parte-el-mundo-antiguo-y-medieval/tema-2-la-iglesia-cristiana-en-el-primer-milenio/
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_m%C3%BAsica
http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_m%C3%BAsica